El Caló nuestro de cada día

Muchas, muchísimas palabras que usamos cotidianamente provienen de otros idiomas, hoy hablaremos un poco del "Caló" y de las curiosidades que nos encontramos en nuestro vocabulario.

El caló es una lengua mixta de base gramatical española y vocabulario gitano del romanó, hablada por gitanos españoles.

El pueblo gitano, también llamado bohemio o zíngaro, era nómada. Cuando en el siglo XII llegan los primeros gitanos a Europa procedentes del este, tienen una sola lengua, la romaní, cuyo origen puede buscarse en el sánscrito —lengua sagrada de la India— o, más concretamente en el prácrito, la lengua popular. Por ello está emparentada con el hindi, el gujarati, el urdu y el mahratta entre otras.
Por esta época la lengua romaní estaba muy influenciada por las lenguas iraníes —lo que parece indicar una larga permanencia gitana en estas tierras— y con un gran peso, sobre todo gramatical y sintáctico, de las lenguas balcánicas (griego, rumano y búlgaro). Se puede decir que se trata de una lengua india “balcanizada”.

El romanó original, al contacto con las otras lenguas, se fraccionó en diferentes dialectos que finalmente dieron lugar a nuevas lenguas catalogadas como neo-romaní y que, posteriormente, se fusionaron con las lenguas vernáculas.

La primera mención al pueblo gitano en España se remonta a 1425. Tras un periodo de tolerancia que llega hasta 1499, la corona española persigue al pueblo gitano, obligado a elegir entre el abandono de sus costumbres y el destierro. A partir del siglo XVII comienzan a crearse comunidades gitanas sedentarias, principalmente en Andalucía, llegando a reemplazar a las morerías o barrios moros de los arrabales o extramuros.

Es importante comprender este aspecto marginal —que a veces lleva a la confusión entre la germanía o jerga de maleantes y el caló— ya que influye negativamente en las adopciones de términos del romanó, pues es corriente que tan solo se adapte el significado más negativo. Este es el caso de camelar, verbo que significa “querer”, “amar”, “enamorar”, y que pasó al castellano con el sentido de “engañar y seducir”; al igual que ocurre son el verbo caló mangar que significa “pedir”, “mendigar”, que se adopta con el significado de “robar”.

El caló es, pues, el resultado de un proceso de cambio lingüístico en el que se ha asimilado la fonología y la sintaxis del castellano y se ha mantenido multitud de términos del romanó. Y no solamente se ha influenciado la lengua gitana, el castellano ha adoptado multitud de vocablos del romanó que han pasado al castellano coloquial, y con tal arraigo que realmente llega a sorprender este origen.

Para ello nada mejor que unos cuantos ejemplos:

bulo: embuste, mentira
camelo: enamoramiento, y posteriormente, seducción, engaño
canguelo: temor
chachipén: verdad
chalao: loco
chaval: joven, mozo
chepa: joroba
chichi: genitales femeninos
chingar: cohabitar, y posteriormente, acto sexual
chola: cabeza
chivato: soplón, delator
chorear: robar, hurtar
chungo: guasa, y posteriormente, feo, malo
coba: persuasión
cuezco: pedo
currelar (currar): trabajar
enroscar: liar, envolver
fané: triste (como dice el tango: “sola, fané y descangayada…”)
garito: casa, y posteriormente, antro
geta: hocico, y posteriormente, cara
ligar: entablar amistad, y posteriormente, sólo con el sexo opuesto y con motivación sexual y/o amorosa
longuis: inocente (de ahí hacerse el longuis, con el significado de disimular, de hacerse el inocente)
menda: yo
parné: dinero
perplejo: sobresalto
pinrel: pie
piño: diente
privar: beber
sobar: dormir
tasca: taberna
Fuente:1de3

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