El otoño llega, cuando llega.

El Otoño de 2012 comenzaba el día 22 del pasado mes de Septiembre, casi a las 3 de la tarde.  En cambio, el año que viene, el otoño empezará también el 22 de septiembre, pero cerca de las 9 de la noche. ¿Y como es posible? ¿Llega Cuando le da la gana? ¿Depende del autobús  o de los retrasos de avión? Pues casi.

Entendamos primero que las estaciones se deben a las diferencias en la cantidad de luz solar que reciben las distintas regiones del planeta y cambia a lo largo del año como consecuencia de la variación de inclinación del  eje de giro de la tierra con respecto al plano de su órbita alrededor del sol. (imaginaos el balanceo de una peonza)




Hay mucha gente piensa que las estaciones se deben a  una órbita elíptica de la Tierra alrededor del sol, donde unas estaciones se dan por que la tierra esté mas lejos y otras por que la tierra esté mas cerca. Ésto es erróneo, dado que la órbita de la tierra alrededor del sol es "casi" circular, por eso se llama elíptica, pero es casi circular.
Volviendo al eje de la tierra, al variar la inclinación del eje vamos a encontrar 2 puntos a lo largo de la misma en los que el eje esté completamente vertical, por lo cual, ambos polos de de la Tierra se encuentren a la misma distancia del sol, y reciben la misma intensidad de luz solar en ambos hemisferios, y la duración del día y la noche es la misma. Esto ocurre justamente en el paso del verano al otoño, y en el paso del invierno a la primavera, lo que se conoce como equinoccios de otoño y de primavera.

Lo contrario ocurre en los solsticios, donde la diferencia entre el día y la noche son máximas, la inclinación del eje es máxima y expone al sol un hemisfero mas que el otro. Además del conocido en verano, tenemos otro en invierno.

Pues bien, ya tenemos los cuatro puntos de referencia para las estaciones.

Volvamos a la hora a la que llegan las estaciones, ¿Por qué cada año varía la hora e incluso el día en el que se produce el cambio de estación?
La razón reside en que la Tierra no tarda 365 días en hacer ese movimiento del eje y vuelta al mismo punto, sino 365 días y casi 6 horas. De este modo, si contamos 365 días desde el equinoccio de otoño de este año, estaríamos a 6 horas de alcanzar el siguiente equinoccio de otoño.
Claro, si cada año para llegar al mismo punto llegamos con 6 horas más, al cabo de los años el equinoccio acontecería no solo a una hora distinta, sino en un día distinto, o en un mes distinto. Por eso cada 4 años se establece un año bisiesto, formado por 366 días, cuyas 24 horas extra corrigen el desfase. Así deshacemos el adelanto que llevamos acumulado con nuestro calendario respecto al tiempo real de un año orbital.
Aunque a decir verdad, esto tampoco es del todo cierto, pues esas casi 6 horas, como hemos dicho, son CASI 6 horas y no son exactas, de modo que con los siglos volveríamos a encontrar un desfase. Realmente la duración de un año sería de 365 días, 5 horas, 48 minutos, 45 segundos y 9 décimas, o lo que viene a ser lo mismo 365,242198 días, que podemos ajustarlo aproximadamente a 365 +1/4 -1/100 +1/400 días, de modo que el calendario gregoriano utilizado en casi todo el mundo, considera años bisiestos aquellos que son divisibles entre 4 pero no entre 100, excepto aquellos que también sean divisibles entre 400.
Por lo cual, poco a poco seguimos acumulando tiempo para hacer otros ajustes en nuestro calendario, pero éstos son menos "drásticos" que un día mas al año.





Adaptado y  modificado de: Miradas naturales

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