No
es difícil imaginar la cara de los científicos rusos que vieron como
los restos que habían encontrado de un Mamut enterrado en el hielo
empezaban a sangrar. El histórico hallazgo, ocurrido en Siberia,
permitirá analizar sangre y tejidos de esta criatura como nunca antes se
había podido hacer.
Los restos
pertenecen a una hembra adulta de mamut lanudo que sufrió un accidente
mortal al huir de depredadores. Aunque la parte superior del torso del
animal estaba enterrada de forma superficial y en algún momento ha sido
pasto de los carroñeros, la panza y las patas estaban profundamente
enterradas en el hielo, lo que ha permitido su conservación.
El hecho de
que la sangre estuviera en estado líquido apoya la teoría de un grupo
de investigadores genéticos canadienses que sugiere que los mamuts
tenían algún tipo de factor anticongelante en su sangre. Este
anticongelante podría estar relacionado con la liberación de oxígeno por
parte de la hemoglobina.
El hallazgo forma parte de una excavación arqueológica en la isla Lyakhovsky,
en el Mar Ártico al noreste de Rusia. La sangre está siendo sometida
ahora a sus primeras pruebas bacteriológicas. Aún no se ha determinado
si el ADN del animal está lo suficientemente intacto como para ser secuenciado y clonado [RT y Syberian Times, Carlos Zahumenszky].
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